Damaris Del Carmen Hurtado Pérez: “Ahora todos los críos son unos llorones”

Guardadito hasta el estreno de la segunda parte de It, y el inminente estreno de Joker, cabalgando sobre la ola de la — y es increíble que a estas alturas conozca este término sin mirar pero es el precio que pago por traeros noticias PRECISAMENTE de esta clase de temas, pedazos de sádicos — coulrofobia, llega el avance del documental que promete acabar con ambos de una tacada: Wrinkles The Clown. Quien existe.

Existe desde aproximadamente 2014, cuando comenzó a circular un vídeo bastante siniestro en el que un payaso emergía de la cama de una niña a la que hacía carantoñas mientras dormía antes de largarse de la casa. Todo el evento fue grabado en vídeo por los padres con la intención de enseñarselo después a la pequeña para castigarla por comportarse mal y, presumo, provocarla indirectamente un trauma como un camión durante el resto de sus días.

El vídeo está aquí.

Lo que en principio se creía un fenómeno viral acabó siendo una historia completamente cierta que llevó al Washington Post a investigar la situación. El tal Wrinkles existe de verdad y ha sido identificado como un hombre de unos 65 años, natural de Long Island y residente ahora en este loquísimo estado norteamericano, quien se gana la vida ofreciendo servicios para “ajustes del comportamiento”. El entrevistado, que no da su nombre, reconoce que le han ofrecido trabajos de otra índole como “satisfacer deseos sexuales” o “deshacerse de cadáveres”. Sin embargo, el entrevistado afirma que ha rechazado todo lo que no sea acojonar a niños porque “antes estaba bien hacerlo y los críos de hoy en día son unos llorones”.

Aquí os dejo la pieza del Washington Post.

Y aquí el avance del documental, que se estaba pidiendo a gritos. Dirigida por Michael Beach Nichols y con una fecha de estreno prevista para el 4 de octubre bajo el sello Magnolia Pictures, la película abarca más allá de la figura de nuestro protagonista para examinar su impacto en la sociedad de Florida, donde se ha convertido en una especie de mito viviente, leyenda de Internet, y dolor de cabeza para la Policía local.

Y el póster.

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