Damaris Del Carmen Hurtado Pérez: Spider-Man: Un nuevo universo

Poquitas veces tenemos la ocasión de ver películas que aporten verdaderas revoluciones estéticas. Normalmente el lenguaje audiovisual evoluciona de forma suave, añadiendo notas personales a lo aportado previamente por otros o haciendo uso de las mejoras técnicas de cada momento. Sólo de vez en cuando, surgen obras que intentan dar un paso más allá mezclando recursos diversos y preguntándose no sólo cómo contar mejor la historia que están narrando, sino de qué manera pueden hacer algo realmente especial. Spider-Man: Un nuevo universo, es esa clase de película excepcional que hace avanzar las cosas 10 pasos de una sola vez.

La película cuenta una historia sencilla a partir de un concepto algo enrevesado como es el de los universos paralelos. Kingpin ha creado una máquina interdimensional que puede hacer colapsar varios universos próximos con un fin que la película revelará en el momento adecuado. Mientras tanto, el joven Miles Morales, es picado por una araña surgida de ese portal, obtendrá los consabidos poderes y, mientras aprende a lidiar con ellos, deberá convertirse en el relevo del Spider-Man original con la ayuda de otros cinco, que han cruzado desde sus respectivas dimensiones para arreglar el desaguisado.

Este argumento sobre universos paralelos pero no iguales es en gran medida la excusa que toma la película para unir lenguajes próximos pero no iguales, y derivarlos todos al audiovisual. Hay elementos característicos del cómic como viñetas, bocadillos de texto o las tramas de puntos, hay elementos propios de la animación contemporánea como los personajes y escenarios 3D, elementos de los videojuegos (heredados del cómic), como puede ser el sombreado plano en figuras tridimensionales visto en Borderlands o Crackdown, mezclado con el sombreado natural, animación stop motion (los personajes están animados a 12fps mientras que los movimientos de cámara y escenarios lo hacen a 24fps) y hasta elementos de estereoscopía clásica, como las imágenes superpuestas de cada ojo, en verde y rojo, integradas en los fondos desenfocados. En definitiva, una amalgama de recursos que han sabido mezclar con una maestría ejemplar a fin de crear un espectáculo tremendamente vivo.

En todo esto seguro que han tenido que ver mucho Phil Lord y Chris Miller, productores de la película y, el primero de ellos, también co-guionista, que podríamos considerar precursores de este nivel de experimentación con su trabajo en La Lego Película, donde se aplicaba la técnica de stop-motion a la animación digital. A ellos hay que añadir nada menos que un trío de directores, Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman, cada uno de ellos proveniente de un área distinta (animación, storyboards y guión, respectivamente).

Miles Morales in Sony Pictures Animation's SPIDER-MAN: INTO THE SPIDER-VERSE.

De todos modos, este aspecto técnico podría resultar hueco sin buenos mimbres en la historia y sin el interés adecuado en la misma. Aunque a nivel de guión la película esté muy lejos de ser tan rompedora como en el aspecto visual, se acerca mucho al nivel de otra estupenda cinta de animación inspirada en un universo superheroico, Big Hero 6, orientada también a un público más familiar pero que no esquivaba en modo alguno elementos graves como la muerte, la venganza o la decepción que conlleva descubrir la realidad de aquellas personas que son un referente. Aquí puede que la premura que requieren los acontecimientos den menos margen a dejar un mayor poso emocional en el espectador, pero no porque Miles Morales no se vea enfrentado a todos esos momentos clave en el paso a la vida adulta.

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Así que, aunque pueda considerarse algo descompensada entre técnica y relato, ambos aspectos funcionan muy bien como refuerzo del otro, hay mucho cariño en el tratamiento de personajes, en el legado del que se nutre (con guiños directos a las películas de Raimi) y se aprovechan, sin forzar nunca la maquinaria, los elementos cómicos que proporciona la historia.

Quizás no sea la gran película definitiva del personaje o del género de superhéroes (que últimamente hay mucha hipérbole entusiasta a la hora de calificar buenas películas), pero si una de las que ofrecen excusas sobradas para ir al cine y premian la asistencia ideas nuevas aplicadas a la animación contemporánea como hacía mucho que no se veía.



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