Damaris Del Carmen Hurtado Pérez: Cannes 2019. 8ª jornada: Isabelle Huppert agrada con ‘Frankie’ de Ira Sachs

Con el culo torcido, así estamos los que nos dedicamos a contemplar lo que se cuece en el festival de Cannes. El pasado domingo se exhibió por primera vez A Hidden Life de Terrence Malick y al finalizar su primera proyección muchos de los asistentes parecían que habían presenciado un milagro y recuperado la fe no solo en el director, sino en Cannes y por extensión en el cine. Pero ese entusiasmo que fue no ya generalizado pero sí bastante amplio no se ha traducido en las valoraciones de la crítica, en las notas de Screen International Dolor y gloria de Pedro Almodóvar es la que va de momento en cabeza. Lo que está claro es que el film de Malick sí que ha sido el zambombazo que una alicaída sección oficial ha estado necesitando.

El norteamericano Ira Sachs debuta en la sección oficial con Frankie en donde dirige a Isabelle Huppert que tras ser descubierta por las modernas de Twitter a raíz de la campaña promocional de Elle (con la que fue nominada al Oscar) está viviendo a sus 66 años un momento dorado a nivel mediático, en el aspecto artístico no ha cambiado gran cosa porque ella siempre ha trabajado con los mejores y se ha atrevido a hacer lo que muy pocas intérpretes han sido capaces. En Frankie Huppert da vida a una actriz que se reúne con sus seres queridos (hijos, nietos, marido, ex marido, amigos) en la ciudad portuguesa de Sintra para hacer un balance de su vida en un difícil momento personal. Le acompañan Brendan Gleeson, Pascal Greggory y Marisa Tomei. Frankie por lo general ha gustado, sin despertar ningún entusiasmo, porque es un film que es un canto a la vida narrado con bastante delicadeza y elegancia sin caer en el manierismo. La prensa ha aplaudido a una Isabelle Huppert majestuosa e irónica pero la verdadera sensación del film es Marisa Tomei que interpreta a su amiga que se adueña de cada una de sus escenas.

Mañana toca hablar en profundidad de Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino para abordar realmente qué es lo que ha dicho la crítica en su nuevo intento de conseguir la segunda Palma de Oro tras la recibida por Pulp Fiction y en su regreso a la competición de Cannes una década después de presentar Malditos bastardos que le supuso a Christoph Waltz el premio al mejor actor. El revuelo mediático ha sido impresionante, no se esperaba menos del cabezón de Mr. Q.

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