Damaris Del Carmen Hurtado Pérez: Doctor Sueño

Doctor Sueño es la obra meditada de alguien consciente de la empresa titánica que tenía por delante, alguien que sabía el terreno fangoso que supone tocar un clásico para reactualizarlo y con la doble presión de estar a la altura tanto del legado de Stephen King como del de Stanley Kubrick, alguien que se podría haber conformado con hacer algo de perfil bajo pero que ha decidido jugársela con todo.

Digo todo esto porque el director Mike Flanagan sale completamente airoso de lo que en manos menos expertas podría haber sido un auténtico berenjenal. Doctor Sueño podría haber sido un desastre colosal o una medianía si Warner hubiera fichado al mercenario de turno, alguien que tirase de cuatro jumpscares y la iconografía clásica del Hotel Overlook y a correr. No es el caso.

Doctor Sueño es una adaptación de una novela de Stephen King, secuela de su propio libro El resplandor, y a la vez es una secuela de El resplandor de Kubrick, que no era una adaptación particularmente respetuosa con las páginas de King. Y para redondear también es una película con cierta entidad propia.

Resplandior

La trama de Doctor Sueño nos trae de vuelta a Danny Torrance, el niño de El resplandor convertido ahora en adulto, perseguido por los fantasmas de su pasado (literal y metafóricamente) y entregado al alcoholismo para acallar sus poderes y las voces de su conciencia. Es un enfoque atrevido que, como toda secuela, rompe cierto misticismo que se podía encontrar en su forma contenida inicial pero es interesante ver el paso de los años en esta persona y Ewan McGregor toma el rol con una intrepretación sosegada, acorde al tono de la película, con un personaje que pretende dejar atrás su trauma aceptando el don que posee y utilizándolo para ayudar a los demás.

Paralelamente a todo esto, la película desarrolla de manera ambiciosa más subtramas a lo largo de diversas localizaciones y saltos temporales con los personajes de Abra (todo un descubrimiento el de la joven Kyliegh Curran), una chica que también posee el mismo poder de Danny y con quien establece una conexión, y el de Rose la Chistera (Rebecca Ferguson en un papel de villana deslubrante y terrorífica, directa a la galería de mejores encarnaciones salidas de las páginas de King), líder de un culto de seres que se alimentan del “vapor” de niños que poseen habilidades mentales como “el resplandor” y que fijan en Abra a su siguiente objetivo.

Rebecca Ferguson-Kyliegh Curran-Doctor-Sueno

Aunque es cierto que Danny Torrance es la cara visible de este relato, por momentos puede llegar a parecer un secundario dentro de su propia historia porque tanta Abra como Rose se hacen dueñas de la película por méritos propios. Aunque suene irónico, una pega que se le puede achacar es que Doctor Sueño es tan monumental en ambiciones por todos los frentes que pretende cubrir (secuela, adaptación, homenaje…) que hasta se le queda pequeña la pantalla grande.

Lejos de otras películas de corte similar que inundan la cartelera donde se retoman obras individuales o sagas icónicas décadas después para una producción con tibios resultados (“Eh, vuelve ese personaje/actor que ya conoces pero ahora es más viejo”), aquí nos encontramos ante un material contundente. No son cuatro líneas en una servilleta para pasar por caja aprovechando una marca conocida o haciendo un remake encubierto; son 152 minutos de metraje cargaditos que se pueden hacer abrumadores –no pesados, ojo– y que incluso se hubieran prestado a desarrollarse en una miniserie ampliando mejor ciertas subtramas –el día a día de Danny en la comunidad donde se instala y su trabajo como celador de un hospital proporcionando “sueño” y confort a ancianos al borde de la muerte darían incluso para otra película completa– y personajes.

rebecca-ferguson-doctor-sueno

No es la primera adaptación de King que Flanagan afrontaba, ya demostrando con El juego de Gerald para Netflix –esta película, por cierto, contiene un chiste descacharrante a costa de la compañía– que le sabía tomar bien el pulso al escritor de Maine, y el propio autor ha quedado encantando con el resultado. Doctor Sueño, en toda la complejidad que entrañaba, se siente como una verdadera carta de amor al novelista hecha por un fan que se ha tomado en serio su trabajo y que tenía el reto por delante de saldar una deuda pendiente, siendo de sobra conocida la (poca) apreciación que siente King hacia la adaptación de El resplandor que hizo Kubrick.

Esta película intenta ser un nexo de unión retomando tanto El resplandor de King como el de Kubrick, tocando momentos de homenaje, secuela y recreación de escenas de sobra conocidas por todos respetando canónicamente lo acontecido pero pasándolo por un nuevo filtro que se podría calificar como más optimista y conciliador –no quiere esto decir, ni mucho menos, que la película sea suavita; es extremadamente violenta y con momentos terroríficos–, pero la visión del mundo de Flanagan no es tan cínica como la amargura que podía dejar lo desarrollado en El resplandor. Flanagan trata temas duros y amargos pero con un pequeño rayo de esperanza, aunque esto es algo que ha ido amplificando paulatinamente en su filmografía, siendo sus primeras películas más crudas. No es flower power pero tampoco cruel con sus personajes; hace que se sienten a hablar de sus movidas como adultos.

Ewan-McGregor-Mike-Flanagan

Flanagan es una rara avis dentro del panorama del terror actual, casi se podría decir que hasta único en su especie. La forma que tiene Flanagan de afrontar el terror es llevarlo a un terreno dramático, con un trabajo profundo en la caracterización de sus personajes, el poso sentimental de sus historias y un cuidado en la puesta en escena inusitado, sin grandes alardes y dejando en todo momento respirar a sus actores. Todo ello sin perder ni por un segundo la noción de que lo que está afrontando es una película de género, con los momentos de terror correspondientes.

El responsable de Absentia, Oculus: El espejo del mal, Somnia, Ouija: El origen del mal, Hush y La maldición de Hill House se posiciona en un equilibrio perfecto en el que ni recurre a trucos baratos de feria con sustos fáciles y subidones de volumen para asustar al espectador –alguno hay, pero es algo que utiliza en una dosis medida y que con el paso de los años ha ido depurando en cada nueva película–, y tampoco se pasa de listo como hacen otros autores que, escudados bajo la falta pretensión de estar “elevando” el material o el género, te intentan colar la primera mierda que se les ha ocurrido con algo a medio cocer; de esos que creen que por dejar un final abierto y cortado a machete o tomar atajos con decisiones ilógicas y una atmósfera de ambigüedad… le están dando una capa de intelectualidad a un género tan viejo como el propio cine. Sabéis a quiénes me refiero, no necesito dar nombres.

Flanagan es un director mucho más honesto en su enfoque; cuando te mete un susto es un susto que la película se ha ganado. Es el remate para sus escenas después de crear una escenificación en pantalla que lleva a ellos y en la que por el camino te ha desarrollado la historia y los personajes; no se conforma con depender de un fantasma que te salta a la cara mientras te explotan los tímpanos. James Wan es otro director que hace esto también muy bien, sabiendo conjugar la intriga con los momentos dramáticos e incluso alivios cómicos sin perder de vista el trabajo con sus actores, pero Flanagan tiene un “resplandor” adicional; es más “maduro”, si se me permite la palabra, y a día de hoy es el mejor realizador trabajando en este género y uno de los mejores cineastas de la actualidad en general.

Doctor-Sueno-Flanagan

Flanagan, además de dirigir, escribe –en solitario, esta vez sin su colaborador Jeff Howard; y en los créditos finales tampoco queda ni rastro de la participación inicial de Akiva Goldsman en el guion– y se encarga del montaje, como es habitual en su filmografía. Doctor Sueño es una película genuinamente de Mike Flanagan, con todas las letras; hasta tal punto que si se quitasen todas las referencias iconográficas a El resplandor, pasaría por algo salido de su mente de cero. Es realmente asombroso cómo ha llevado el material a su terreno, no solo desde un punto de vista cinematográfico manteniendo su estilo a la hora de narrar visualmente y la finura de sus transiciones, sino también por los temas que trata y cómo los toca.

Aunque la película parte del material escrito por King, lo que hay en pantalla se adapta como un guante al resto de la filmografía de este director. Tiene todo lo que caracteriza el cuerpo y corazón de su obra: desde personajes procesando el luto y cicatrizando las heridas del pasado, el tejido conector de las relaciones familiares y en especial la presencia e inocencia de la mirada infantil, una tristeza perpetua casi ejemplificada como un grito ahogado, los sueños lúcidos como ventanas a un plano espiritual donde interactuar con espectros y la arquitectura como elemento vivo de la historia, en un sentido físico (las casas y mansiones como elemento tangible donde se desarrollan sus historias, siendo componentes reales con los que los actores interactúan) y de un modo emocional (como recipientes del mal, con sus paredes y mobiliario albergando secretos arcanos que cobran nueva vida al despertarse con la llegada de nuevos inquilinos).

Doctor-Sueno-Overlook

Todo ello ayudado por la sensación de familiaridad que transmite su cine al ser una constante en sus producciones el colaborar con el mismo equipo de profesionales de manera regular –encabezados por el director de fotografía Michael Fimognari o los The Newton Brothers en la música, que imprimen un pulso de desasiego que se complementa con las imágenes y recuperan progresivamente los acordes de la banda sonora original de Wendy Carlos y Rachel Elking antes de la gran traca final– y los actores que reutiliza de una película para otra. Siempre se trae de vuelta a algún secundario, aunque sea para un papel en principio pequeño, y son una gran familia.

Me aventuro a decir que esta película no es lo que la gente se espera al pensar en “Voy a ver El resplandor 2“, para bien y para mal. Flanagan tiene que pasar por el peaje de recrear escenas, de recuperar personajes, de volver al Overlook… con las odiosas comparaciones que va a generar frente al material fílmico de Kubrick, lo cual molestará a muchos, y a la vez hacer algo “nuevo” –relativamente nuevo, en todo el margen que te permite la palabra al ser una secuela y adaptación de un libro que habrán leído otros tantos espectadores– que no se parece en nada a otras propuestas de terror en cartelera, con un ritmo sosegado y una apuesta dramática que no pilla por sorpresa a sus fans pero sí puede confundir a otros tantos espectadores que vayan pensando en “ir a pasar miedo” y que salga un payaso haciendo “Bu”.

Volver al Overlook es una elección, es algo que se podría haber evitado, dejando la película en simplemente una gran cinta de aventuras y terror sobrenatural con una niña enfrentada a un grupo de monstruos, pero a la vez Flanagan es consciente de que si te pones a hacer El resplandor hay que hacer El resplandor. Al haberlo hecho se le va a criticar por meterse en camisa de once varas, pero si no lo hubiera hecho le hubieran caído palos por quedarse a medio camino. Transmite un debate interno sobre la necesidad de cerrar un capítulo que había quedado abierto –y tampoco estoy seguro de si Warner hubiera dado luz verde a la película si no tuviera esos elementos para captar la atención de la audiencia– y cumple con lo que se propone.

Doctor-Sueno

Doctor Sueño es, en definitiva, una película peculiar y atrevida, que no olvida sus raíces y que a la vez transita nuevos caminos. Al margen de que guste o no –y espero que os guste–, del esfuerzo mental para afrontar su pantagruélica duración, de las reticencias previas con las que vaya uno por la idea de tocar una vaca sagrada… si esta película sirve para que un neófito se acerque a la filmografía de Flanagan, ya habrá cumplido su objetivo. Nuevamente, esto no es un mero trámite ni un trabajo chapucero de encargo para meter con calzador otra secuela más en la cartelera. Puede que esa fuese la idea de algunos ejecutivos de Warner pero les han metido un gol por toda la escuadra con la forma final que ha adoptado esto. Aquí están destiladas todas las inquietudes de este director y toda la elegancia que le caracteriza dirigiendo. Si veis esto y os gusta, lanzaros a disfrutar de todo lo demás que ha hecho. No se me ocurre mejor elogio para una película que decir de ella que te ha dejado satisfecho y encima con ganas de más.



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